EL EMPERADOR LOCO QUE SE PROCLAMÓ A SÍ MISMO DIOS
En su afán de ganar dinero, Calígula ejecutaría a muchos solo para apropiarse de sus propiedades y llegó a subastar la vida de los gladiadores. Aparecía en público vestido como un dios, y se refería a si mismo como tal incluso en los documentos oficiales llegando a sustituir las cabezas de las estatuas de los dioses para reemplazarlas por la suya. Usaba las contribuciones del Imperio para su propia diversión. La construcción de barcos gigantes o incluso una bañera repleta de monedas de oro son algunas de sus locuras más destacadas. Sin olvidarse de que regaló a su caballo favorito, Incitato su propia casa y esclavos, e incluso le quiso nombrar cónsul.
Las fuentes antiguas describen el reinado de Calígula como un azote para las órdenes senatorial y ecuestre. Las acciones del emperador desencadenaron una serie de conspiraciones en su contra hasta que finalmente se llevó a cabo su asesinato, en el que estuvieron involucrados integrantes de la guardia pretoriana liderados por Casio Querea, aunque también estuvieron involucrados senadores, soldados y équites. El 24 de enero del año 41 d.C. fue asesinado. Ese mismo día se nombró como sucesor a su tío, Claudio, quien mandó ejecutar a todos los asesinos que hicieron caso a su sobrino.