7/26/2018

Salvado por la campana

El origen de la frase: SALVADO POR LA CAMPANA.
Velatorio 

El hecho de velar un cadáver durante un buen puñado de horas (normalmente toda una noche) no comenzó a realizarse para llorar al difunto o acompañar a sus familiares sino que el objetivo principal era comprobar que el finado había realmente fallecido. La etimología de velatorio o velorio proviene de velar y este del latín ‘vigilare’,  cuyo significado literal es ‘vigilar’, que era lo que realmente se realizaba. En la historia muchos han sido los casos en los que al abrir una tumba (tiempo después de haber enterrado a alguien, ya fuera porque tenían que cambiarla de ubicación o enterrar un nuevo cadáver) se dieron cuenta de que la persona enterrada tiempo atrás tenía un gesto de haber querido salir y arañazos en el interior de la tapa del ataúd. Muchas son las novelas y relatos que se han escrito al respecto, siendo uno de los autores más famosos Edgar Allan Poe con su cuento de terror ‘El entierro prematuro’.

La tapefobia (  temor a ser enterrados vivos )  era un miedo muy común de todos aquellos que padecían de catalepsia (  perder la conciencia durante un periodo de tiempo que puede ser unos escasos minutos o incluso alargarse varias horas. Junto a esa pérdida de consciencia viene un descenso del ritmo cardiaco y la respiración. Son tan leves que casi no se aprecian y se puede dar como fallecido al cataléptico. ) y aunque los velatorios ha evitado muchos entierros antes de hora, también dio paso a que durante la historia se hayan ideado los más originales ataúdes, tumbas y o nichos al realizarlos con algún sistema de seguridad con el que se pudiera avisar, una vez enterrado, que quien se encontraba dentro estaba realmente vivo. Tumbas con dispositivos que dejaban entrar el oxígeno e incluso con mecanismos para poder accionarlo y hacer sonar una campana que estaría colocada fuera y así advertir que no estaba muerto.



Otros ataúdes permitían izar una bandera, los había que tenían paneles de cristal rompibles en vez de tapa e incluso se llegó a incluir una llave que pudiera ser utilizada para abrir la caja desde dentro en caso de necesidad.


Ejemplo: Entre los muchos casos de catalepsia que se han dado hay uno especialmente curioso: Washington Irving Bishop fue un famoso mentalista estadounidense que padecía de catalepsia. Varias eran las veces que en sus 33 años de vida le había dado algún que otro desvanecimiento. Por tal motivo siempre llevaba consigo una nota en el bolsillo de su chaqueta que advertía de su condición de cataléptico y que bajo ninguna condición fuese enterrado hasta transcurridas 48 horas desde el ataque.
 Irving Bishop
 La noche del 12 de mayo de 1889 le sobrevino uno de esos ataques mientras realizaba su show de ilusionismo y mentalismo en un club de Nueva York. A nadie de los presentes se le ocurrió buscar entre sus pertenencias y tras ser examinado por un médico éste diagnosticó que había fallecido. Washington Irving Bishop fue llevado a la morgue y allí le practicaron de inmediato la autopsia. Cuando su esposa y madre llegaron ya estaba abierto en canal y su cerebro había desaparecido.

 Hubo tanta prisa en hacer todo esto porque uno de los médicos que intervino en la autopsia llevaba años intentando averiguar cómo podía el mentalista adivinar y tener poderes sobrenaturales.

Pero lo cierto es que a pesar de lo extendido de esta explicación de la frase, no existe evidencia ni documentos escritos que atestigüen su autenticidad en el lenguaje. La realidad es que la frase “salvado por la campana” procede del vocabulario del boxeo, la frase en cuestión aparece documentada en inglés (“Saved by the bell”) coincidiendo con los orígenes del boxeo moderno, que se inicia en la segunda mitad del XIX tras la reforma introducida en Inglaterra por el Marqués de Queensberry. Suele citarse entre sus primeras apariciones la crónica de un combate Flaherty-Burns de 1893. Según la hemeroteca digital del diario ABC el registro más antiguo español documentado es de 1930 y aparece en la noticia de un combate en Tampa (Florida) entre los boxeadores Diego Pajón y Tito Batallador.




La última vampira de Nueva Inglaterra

Mercy Brown.
 Mercy Lena Brown 
 George T. Brown era un agricultor muy respetado en Exeter que repentinamente vio como una rara enfermedad se cebaba en todos los miembros de su familia, matándolos uno a uno.

La primera en fallecer fue su esposa, Mary Eliza, en 1883 debido a la tisis. Seis meses más tarde y apenas repuesto de esta pérdida, la muerte le sobrevino a su hija Mery Olive de 20 años. Algunos años después, Edwin, otro de sus hijos que por entonces trabajaba en una tienda como vendedor, también comenzó a manifestar los síntomas inequívocos de la tuberculosis.Consultado el caso con el médico, éste recomendó que lo mejor era que el joven cambiara de aires por lo que Edwin fue enviado a Colorado Springs con la esperanza de encontrar una cura en las aguas minerales.

Mientras su hermano Edwin estaba fuera la siguiente en presentar los síntomas fue Mercy Brown, quien finalmente moriría el 17 de enero de 1892 con apenas diecinueve años de edad. Su cuerpo fue almacenado en la cripta de piedra a la espera del entierro después del deshielo de la primavera.

 Cripta

Desesperado por esta terrible sucesión de pérdidas, George Brown comenzó a prestar oídos a los rumores de vampirismo que rondaban por el pueblo.
Acaso para preservar la vida de su último vástago aceptó la propuesta de un grupo de entusiastas y decidió exhumar los cadáveres de su familia para ratificar si éstos efectivamente habían caído en las garras de un vampiro.

Con la ayuda de Harold Metcalf, un médico de Wickford, exhumaron los cuerpos la exhumación se produjo el 18 de marzo de 1892 en el cementerio de Chestnut Hill. La comitiva iba encabezada por el médico familiar y un periodista de The Providence Journal.
 The Providence Journal 1892
Al abrir las tumbas se descubrió que los cuerpos de su esposa Mary y su hija Mery Olive habían sufrido la descomposición propia en estos casos, pero el cuerpo de Mercy Brown lucía tan radiante que incluso superaba en belleza al que había mostrado en vida. Es así como el cuerpo de Mercy Brown fue profanado de la forma más brutal. Se le arrancó el corazón y se lo redujo a cenizas en una roca cercana. Las cenizas se mezclaron en agua y fueron consumidas por Edwin como medicamento para su enfermedad. Por desgracia, esto no impidió que Edwin falleciera dos meses más tarde.

Este caso en concreto se hizo muy famoso en todo Estados Unidos. La figura de la joven se comenzó a reconocer como “la última vampiro de Nueva Inglaterra”, y muchas son las historias que aseguran que en su tumba, a día de hoy, pasan cosas extrañas que nadie puede explicar. Cuando Bram Stoker viajó a Nueva Inglaterra se interesó vivamente en el caso de Mercy Brown; y que al menos el episodio de la exhumación de Lucy Westenra en la novela de vampiros: Drácula, rito encabezado por el profesor Abraham Van Helsing, está parcialmente basados en su historia.

 Un miembro ilustre de la comunidad de Rhode Island, H.P. Lovecraft; se refiere directamente al caso de Mercy Brown en su relato de terror: La casa maldita (The Shunned House).
Ilustración de la serie LORE