5/27/2019

Rarezas y Manías.

Esas cosas tan extrañas que
hacían los reyes


Los Austrias mayores; Carlos I y Felipe II de España.

Carlos I

La mayor debilidad del primer monarca de la casa de los Habsburgo, fue la comida. El rey-emperador sufría de gota desde los 28 años. La enfermedad se fue agravando hasta la radical pérdida de movilidad, una de las razones por las que tomaría la decisión de abdicar la corona en 1556.




Con la dieta que llevaba no era de extrañar su estado: se alimentaba casi exclusivamente de carne y fritos, y se
dice que solía probar en cada comida al menos veinte platos distintos: pollo, cordero, pavo, tocino, carne de ave
y todo tipo de caza, lo que le provocó una subida de ácido úrico o hiperuricemia.

Su hijo Felipe tampoco le fue a la saga en esos hábitos, e incluso llegó a conseguir una dispensa papal para poder comer carne durante Cuaresma. Solo era capaz de resistirse a la tentación en Viernes Santo, e incluso entonces suplía la falta de carnes y grasas con los huevos y los dulces. Pero ojo: Ni uno ni otro fueron grandes bebedores y, según las crónicas, llegaban a aguar el vino y consumían agua de canela, agua de azahar, limonada y cerveza, a la que añadían nieve para enfriarla.