5/29/2019

Conquista y Enfermedades.


Epidemias en el Nuevo Mundo


La primera epidemia que asoló el continente americano fue la viruela. Introducida por los españoles en el Caribe a partir de la segunda década del siglo XVI, dio el salto  a centroamérica y desde allí se extendió hacia el sur. Los efectos de esta enfermedad entre las poblaciones indígenas, sin defensas inmunológicas para hacerle frente, fueron desvastadores. muchos pueblos precolombinos fueron diezmados, hasta llegar a su práctica aniquilación. La influenza hizo acto de presencia por primera vez en fechas parecidas, declarándose varios focos en el México colonial, iniciando a partir de entonces un recorrido por todo el continente americano en el que sus consecuencias se dejaron notar en Perú, Brasil, Chile y en el Río de la Plata. aunque su rastro de muerte ha sido eclipsado por la viruela, la gripe se cobró la vida de miles de indígenas en los brotes de la enfermedad que se sucedieron en siglos posteriores.




  Las pandemias sufridas en el nuevo mundo no siempre fueron provocadas por enfermedades traídas desde Europa. Algunos testimonios de los cronistas que en los primeros años de la gesta del descubrimiento y conquista de América se embarcaron en la aventura hablan de la existencia de un mal  que afectaba a los indígenas desde antes de su llegada. Lo describían como una enfermedad del pecho, caracterizada por una tos permanente acompañadas de esputos cuajados en sangre. Estos síntomas coinciden con los de la tuberculosis, llegada desde Asia en el pasado.


Colón


   En sentido contrario a lo que ocurrió con la viruela y la influenza, la sífilis se cebó con los españoles llegados al Nuevo Mundo. Según una de las teorías que han tratado de fijar su origen, esta enfermedad estaba presente en América antes de que Colón desembarcase en sus costas. Los españoles se contagiaron al mantener relaciones sexuales con las indígenas, y cuando regresaron extendieron la infección por toda Europa.

Viruela

Rarezas y Manías II


Felipe II, El Rey Jardinero.




Felipe II podía presumir de ser un rey muy metódico en su vida cotidiana. Fue todo un hombre del
Renacimiento interesado por multitud de disciplinas humanísticas, muy versado en pintura y en
arquitectura (se empeñó en supervisar personalmente las obras del monasterio de EL Escorial).




Entre sus aficiones, sobresalía la tapicería, el coleccionismo de libros, la caza y la música. Pero hubo
una que destacó por encima de todas: la jardinería. Desde los puntos más remotos el rey mandaba
importar las mas curiosas semillas. Felipe II fundó los Jardines Reales de Aranjuez, los de El Escorial,
la Casa de Campo,los Jardines de El Pardo y los del desaparecido Alcázar madrileño. Para que no se
perdiera el interés, en uno de los codicilos de su testamento especificó la obligatoriedad de mantener
los jardines de El Escorial.