5/16/2018

Andrew Wakefield.

La muerte de un niño de Olot (Gerona), como consecuencia de una difteria de la que no había sido vacunado, hacía sonar todas las alarmas. Los padres reconocieron sentirse engañados por los movimientos antivacunas y su cabeza visible Andrew Wakefield. Este médico británico consiguió en 1998 que la revista The Lancet publicara una investigación en la que se asociaba la vacuna triple vírica con el autismo. Tras su publicación, muchos padres decidieron no vacunar a sus hijos ante el temor a que desarrollaran autismo, lo que provocó un repunte de los casos de sarampión: en 2012 la cifra llegó a los 2.000 casos en Inglaterra y Gales, el nivel más alto de las dos últimas décadas, según la BBC.


El GMC del Reino Unido inició un juicio en el que descubrió que Wakefield había sido pagado por los abogados de familias contrarias a las vacunas, además sometió a los menores del estudio a procedimientos durísimos e innecesarios, como colonoscopias y punciones lumbares, llegando incluso a pagar 5 libras a niños de la fiesta de cumpleaños de su hijo para que se hiciesen análisis de sangre. el tribunal médico concluyó que había actuado de forma deshonesta e irresponsable y que sus métodos habían mostrado "un cruel desprecio por la angustia y el dolor que los niños podían sufrir". Junto a él fueron censuradas las prácticas de otros dos autores del estudio, The Lancet eliminó el artículo en vista de las conclusiones. A pesar de ser borrado del registro médico y no poder ejercer en su país Wakefield continúa ejerciendo en Estados Unidos siendo un referente  para los movimientos antivacunas

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