5/03/2018

El terremoto de L´AQUILA.

                                                                El peligro subestimado

Si el procesamiento de Galileo marcó un antes y un después, el juicio contra los geólogos italianos que formaban parte de la comisión de riesgo del terremoto de LÁQUILA removió los cimientos de la comunidad científica casi cuatro siglos después. El 6 de abril de 2009, un seísmo de magnitud 6,3 sacudió esta localidad italiana, lo que causó 309 muertos y 1.500 heridos. La catástrofe fue precedida por un aumento de microsismicidad que alarmó a los vecinos.


Con anterioridad, se había reunido la Comisión de Grandes Riesgos, un órgano asesor con científicos entre sus miembros. La comisión evaluó el enjambre sísmico y concluyó que el riesgo de que se produjera un terremoto de gran magnitud era bajo, aunque no lo descartó en el futuro. Además, un alto funcionario de Protección Civil que presidía el equipo tranquilizó a la población a través de una entrevista en televisión al decir que los pequeños sismos se debían a una descarga de la energía acumulada.
 Tras el terremoto, en 2012, seis científicos de la comisión y el responsable de Protección Civil fueron procesados y condenados a seis años de prisión por un delito de homicidio involuntario debido a su actuación informativa. "En las imputaciones se citaron motivaciones de negligencia, imprudencia e impericia, y se consideró que los científicos habían vulnerado deberes previstos en una ley en materia de disciplina de información y comunicación pública".La fiscalía calificó la información pública como inexacta, incompleta y contradictoria, y el juez declaró que el proceso de comunicación había frustrado las expectativas para proteger a la población.


Dos años después, un tribunal de apelación anuló las condenas de los científicos y redujo la del responsable de Protección Civil a dos años; hasta entonces la comunidad científica había puesto el grito en el cielo por la decisión de la justicia de condenar a los científicos. La revista Nature publicó un duro editorial e incluso el Consejero Delegado de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia escribió al presidente de Italia para recordarle que "no hay método científico para prevenir terremotos".
  En cualquier caso, lo cierto es que no se les condenó por un fallo en el pronóstico, sino por un error de comunicación científica, los científicos fueron absueltos porque el tribunal de apelación admitió que habían actuado en calidad de asesores de la comisión.

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