Marco Licinio Craso

                         EL HOMBRE QUE HIZO FORTUNA DE LA DESGRACIA AJENA.

 MARCO LICINIO CRASO

Se le conoce por ser parte del primer triunvirato formado también por Pompeyo y Julio Cesar. Craso, perteneciente a uno de los linajes más antiguos de la República Romana, sufrió la represión de Mario en su confrontación con Sila, por lo que huyó a Hiapania donde reclutó un pequeño ejercito poniéndose a las órdenes del general cuando este volvió a Italia

Este romano fue el hombre más rico de Roma (114 a.C- 53 a.C ). Su fortuna  provenía de su habilidad para los negocios (la especulación y el trafico de esclavos). Una de sus fuentes de ingresos era el servicio de bomberos de Roma. Cuando se iniciaba un incendio, Craso se ofrecía a comprar el edificio a un precio bajísimo. Cuando la transacción ya estaba pactada los esclavos de Craso apagaban el fuego, luego arreglaba la casa y se la alquilaba al antiguo dueño, Si el dueño se negaba a llegar a un acuerdo, dejaba que se quemara el inmueble.

Craso luchó con su ejército contra la revuelta de esclavos de Espartaco. Controlaba a sus hombres a base de miedo y terror, ejecutando a los desertores. Cuando por fin obtuvo la victoria, mostró su sanguinaria crueldad al mandar crucificar a 6000 seguidores de Espartaco

 CRASO Y ESPARTACO

Sin embargo Craso solo pudo celebrar una ovación por su papel en la rebelión –dado que el Senado quiso restar importancia a la campaña, para evitar convertir en un mártir a Espartaco, y le negó el triunfo–, mientras Pompeyo incluyó la campaña contra los esclavos en las celebraciones de su segundo triunfo, concedido sobre todo por sus méritos en Hispania. De esta forma, Pompeyo se adueñó injustamente de la mayor parte de la gloria de la victoria de Craso en la rebelión, al derrotar a un par de miles de esclavos cuando ya encontraban huyendo.

A sus 60 años y tras 16 años sin tomar servicio activo, Craso decidió comenzar una campaña militar en Siria para recordar a la República era un brillante comandante como sus dos socios políticos Pompeyo y Cesar. Su elección fue conquistar Partia, un gran reino que se extendía más allá de Armenia, lo cual le valió numerosas críticas al conducir a Roma a una guerra innecesaria solo sujeta a sus intereses particulares, allí fue asesinado  y su cabeza y manos enviadas al rey parto.El mito dice que los partos le introdujeron oro líquido por la garganta para terminar con su vida, conocedores de su sed de riqueza.