2/19/2018

Vikingos en primera línea.

Te has desplazado hasta el campo de batalla con veinte kilos a cuestas; hace calor, y tu boca comienza a estar reseca. Te retiras el sudor de los ojos con la manga y, a lo lejos, divisas al enemigo. La luz del Sol hace destellar sus cotas y cascos bruñidos. Tu jarl ordena el avance lento y observas que el enemigo hace lo propio con su tropa.¡ Alto! Todos se detienen y miras a tu compañero, que te sonríe mientras resopla, no sabes si por calor o nerviosismo. Abres la cantimplora y bebes. Sabe a cera de abeja y, aunque tibia, es agua. Un cuerno suena y el bando enemigo estalla como una jauría de perros salvajes. Golpean sus escudos con hachas y espadas y escupen improperios. Tus compañeros responden del mismo modo y tú te unes a los aullidos.El enemigo avanza."¡Skjaldborg!", grita tu jarl, y resuenan los escudos al solaparse y formar un muro. Desenvainas tu espada y vuelves a gritar para liberar la excitación, que aumenta por momentos. Y empieza el avance. Cuando apenas hay cuatro metros de separación, ambos bandos se lanzan con el escudo por delante. Chocan los escudos: la batalla ha comenzado. El choque es ensordecedor y levantas la espada para proteger tu cabeza de posibles golpes. Notas flaquear tu brazo izquierdo y te ayudas con el puño derecho que, aún con el arma en la mano, te sirve para empujar y repeler el empellón del enemigo. Aseguras tus pies en el suelo y aguantas la acometida.

El ruido aturde, tanto que has dejado de oír hace rato; lo único que te preocupa es la mala adherencia de las suelas de tu calzado de cuero. Tu oponente te hace retroceder y ves peligrar la estabilidad del muro de escudos. Si se abre una brecha estará todo perdido. La presión empieza a menguar y, de repente, algo golpea tu espalda, tu escudo cede y tu casco resuena como una campaña. Caes al suelo y te sorprende lo confortable que resulta, a pesar de todas las piedras e irregularidades del terreno. Para ti todo ha terminado, pero la danza de espadas continúa. Alguien cae sobre ti, desconoces si amigo o enemigo. Cierras los ojos y tomas aire. Valquirias, llevadme.


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