un hombre bueno y apiadado,
en una vieja sepultura
entierra tu cuerpo alabado,
cuando enmudezcan las espadañas
y las estrellas se queden frías,
hilarán su tela las arañas,
las víboras parirán sus crías.
Y por toda oración tus oídos
escucharán largos aullidos
de lobos, de brujas gritando,
de viejos lúbricos suplicando,
y cuchicheos de bandidos
que están sus ganancias contando.
Baudelaire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario