4/21/2018

El falso hombre de Piltdown.


En 1912, Arthur Smith Woodward, paleontólogo del Museo Británico y Charles Dawson, arqueoólogo aficionado, anunciaron el hallazgo de unos restos fósiles que bautizaron como el hombre de Piltdown, porque procedían de una cantera inglesa así llamada.


El propio Woodward tachó el cráneo de eslabón perdido en la evolución del hombre, entre los monos y los humanos. La Sociedad Geológica de Londres, el Museo Británico y destacados científicos lo dieron por válido. Pero al examinar los restos con detalle, algo no encajaba. En 1913, David Waterston, del King´s College, publicaba en Nature un estudio donde anunciaba que el cráneo era humano, pero que la mandíbula pertenecía a un chimpancé



Cuarenta años más tarde, se concluyó que en realidad se trataba de una mezcla de huesos de tres especies: cráneo de hombre moderno medieval, mandíbula de orangután de unos quinientos años y dientes de chimpancé fósil, teñidos para parecer más antiguos. En cuanto a un posible juicio, se apuntó hacia Dawson y algunos científicos que afirmaron la autenticidad del hallazgo, pero nunca se llegó a procesar a nadie.

                                         A Dawson se le atribuyen otros fraudes arqueológicos



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