2/16/2018

Los últimos héroes de ESPARTA I.

   
     
Esparta estaba regida por dos reyes que gobernaban conjuntamente,aunque su poder estaba muy limitado por otras instituciones del Estado, sobre todo los éforos, un colegio de cinco jueces que podían incluso destituir a los monarcas.La llegada de un nuevo rey, Agis IV, a mediados del siglo III a.C, despertó las esperanzas sobre una reforma que rescatara a Esparta de su decadencia y le devolviera su antiguo poderío.

Agis estaba profundamente convencido de la necesidad de recuperar los valores tradicionales, que se habían visto << corrompidos >> por influencias externas, de los persas en el pasado y de los macedonios en tiempos recientes, se propuso restaurar la igualdad propugnada por Licurgo (legislador) y restablecer un régimen autárquico que garantizara la subsistencia y la independencia de la ciudad. Él mismo decidió renunciar a todo lujo, entregó sus tierras al erario común y volvió a vestirse con la tradicional capa espartana y a acudir a los baños públicos. Abolió la esclavitud por deudas y propuso un nuevo reparto de lotes de tierras lo que permitió ampliar el número de espartiatas a 4.500.Dentro de éstos se incluyó a cierto número de periecos (campesinos de los alrededores de Esparta), aquellos que pudieran pagarse una armadura por sus propios medios.

El pueblo se mostró enseguida a favor de estas iniciativas y se complacía de que Agis fuera, en palabras de Plutarco, <<el mejor rey de Esparta en trescientos años>>. En cambio, estas medidas no agradaron ni a la asamblea de ancianos, ni a los éforos, ni tampoco al corregente de Agis, Leónidas II, que se dispuso a defender a las familias aristocráticas.

Agis se esforzó en sustituir a algunos de los éforos y nombrar en su lugar a familiares y seguidores suyos; incluso logró que los éforos destituyeran a Leónidas y este se retirara a Tegea, pero las dificultades no hacían sino multiplicarse.En su empeño por convencer y atraer a su causa al resto de los aristócratas, apeló a los antiguos oráculos que prevenían a los espartanos sobre la perversidad de la codicia.

Cuando ya se había puesto en marcha el plan de abolición de las deudas,Agis debió desviar su atención a un conflicto exterior.Al regresar a Esparta, Agis se encontró con que Leónidas habia vuelto a la ciudad para ser restituido en el trono,por lo que decidió refugiarse en el trono, por lo que decidió refugiarse en la Acrópolis, en el templo de Atenea Calcieco. Tan sólo de vez en cuando bajaba a la ciudad a tomar un baño, protegido por unos amigos.Justamente en una de estas salidas fue hecho prisionero por los partidarios de Leónidas. Presentado ante los éforos para ser juzgado, Agis asumió toda su acción de gobierno y se negó a arrepentirse de nada, por lo que fue condenado a muerte por el tribunal. Plutarco relata que, a la hora de morir, viendo que uno de sus asistentes lloraba sin consuelo, le dijo: <<Deja de lklorar por mí, amigo, pues, aun siendo injusto y contrario a la ley que me maten, soy mucho mejor que aquellos que me arrebatan la vida>>, el mismo día y con la misma cuerda fueron ahorcadas también su abuela y su madre, Arquidamia y Agesístrata.  

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